ayer me estaba acordando de la mirada de ese muchacho, me pregunto si realmente habrá sentido algo por mi o sólo era parte de su deseo desbocado, o tal vez era esa pasión que no es compartida, no lo sé pero por primera vez me agradó lo que sentí, pensé y quiero seguir pensando, que me amaba, quiero tomar su mirada, sus tiernas caricias y su inocencia, como única esperanza. Fue hace un mes, lo sé y aun no dejo de soñar con que volverá por aqui, la mayoría regresa, son clientes fijos" diria Carlos, aunque ese muchacho era distinto, lo sentí sincero, es un buen hombre, me amó y yo lo amo desde aquella noche y por lo mismo, espero que no regrese por aquí donde todo está roto y él podría quebrar su estrella y eso si que no podría soportarlo, no de aquel muchacho
Luna Papin [marzo 12, 1974]
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No se si es solo una historia que se me empezó a ocurrir hace ya bastante tiempo al comenzar a leer la historia de Luna ,si sea la contraparte, el modo de evitar que su sufrimiento fuese eterno, la respuesta automática de mi cerebro al saber de aquel dolor interno, o fue incluso un Recuerdo, reminiscencia no sabida de aquel antiguo tiempo, si, antiguo tiempo, pues el paisaje que a mi mente llega no es de un 1900, no lo se, tanto vivo entre historias, tanta imaginación tengo que en ocasiones ya no distingo uno de otro tiempo, ya no distingo a mi imaginación de los recuerdos, sin embargo cual sea el caso de respuesta o complemento es que te puede servir esto,( fechas no me pidas, nunca he sido bueno para ello, e intentare copiar el formato, pero en el formato de diario soy nuevo, así que milagros no pidas…):…
Ángeles en el infierno
Hace ya varios días es que comencé a deambular por estas calles, el primer día fue solo una… loca aventura, las ganas de romper las reglas, de romper el tedio, de conocer lo que tantos consideran como prohibido, y así hubiera sido, solo una aventura de una día, pero le vi; solo una niña, escasos 14 o 15 años tendrá, trabajando en un burlesque de la peor muerte.
Aquel primer día le vi a causa del bullicio provocado al su “cuidador”, como irónicamente le llaman en estos rumbos a esos patanes, estar abofeteando justamente a esa pequeña en plena calle por no se que absurda razón, dejándola después tirada allí a media calle, no pude evitar el acercármele, la ayude a levantarse y le ofrecí mi pañuelo como era natural… 5 días ya han pasado de aquel penoso suceso y aun recuerdo a la perfección su dulce rostro, así como la tibieza de su tacto al tomar el pañuelo; si 5 días ya han pasado y aquella “aventura de un día” se ha repetido 5 veces más, ni yo se porque es que visito a diario estas calles, menos aun se el porque siempre me detengo a observar la puerta de aquel asqueroso burlesque…
Edward Black
Mierda cara en cañerías baratas
Mes y medio llevo visitando aquellos parajes que antes yo mismo me prohibía, aquellos parajes que consideraba pasaderos solo para la peor calaña de gente, creía yo que solo deambulaban por esos rumbos ladrones, pordioseros, prostitutas, en fin lo que antes consideraba la escoria personificada; Sin embargo ahora me he dado cuenta de mas de una verdad, me di cuenta de que la verdadera escoria son aquellos que en un tiempo considere la gente de mi clase, de que yo mismo soy parte de esa escoria, que nosotros robamos sin razón, robamos solo por acrecentar nuestra riqueza o aumentar nuestra opulencia, no por necesidad alguna como los que aquí deambulan, que ni siquiera roban una pieza de oro, roban algún biscocho para comerlo y mas comúnmente ni siquiera para ellos, para sus hijos y familia; y mas, aquí la prostitución solo es para cubrir el precio de la vida, para tener algunas monedas que les permitan el vivir o peor es causa de gente que esclaviza en estos sucios negocios a mujeres para satisfacción de los de mi clase y beneficio propio…
Hace un trío de semanas me atreví a entrar por primera vez en uno de esos burdeles, en aquel que mire tanto tiempo desde afuera y que es atendido por la chiquilla de la otra ocasión, unas cuantas niñas mas de edad parecida y dos o tres que habrán ya cumplido la mayoría de edad, sin embargo a estas las ocupa el dueño mas para servir las copas o recibir a los clientes que para… atenderles realmente, claro, salvo excepciones de aquellos que pidan a estas pues sus hipócritas conciencias no les permiten dejarse atender por alguna otra, o simplemente la costumbre pues las conocen desde tiempo atrás… cliente temerosos de probar algo nuevo, dicen las demás que se ve se han acostumbrado ya al negocio…
Irónico, antes no quería entrar pues temía el ser visto por alguien y mas aun, el como se me fuera a tachar por frecuentar tales lugares, así que empecé entrando a hurtadillas, y aun lo hago, sin embargo ahora es para poder observar bien a aquellos de “alta alcurnia” que realmente frecuentan este lugar, pero no a observar o tomar una copa, sino realmente a servirse de los servicios del lugar, pues en sus palabras: “las mujeres de arrabal siempre serán mejores que las Aristócratas, su dulces néctares mas dulces, su insitito una amalgama perfecta con su inocencia, sus femeninos perfumes mil veces mejores a los de las mujeres de sociedad, la única ventaja que estas tienen en realidad… es que estas son gratis ” a lo que invariablemente les a de contestar algún acompañante bajo la desfachatez de precisamente la compañía y tener el mismo vicio: “será gratis el servicio para muchos, pero siempre es mas caro a su marido”
Edward Black
Buen trato, negocios vanos
A pesar de ir más de dos veces a la semana a aquel antrete, pocas veces he visto a la pequeña, razón de mis visitas, la mas dulce de entre todas las niñas que ahí habitan, sus compañeras le llaman Luna, que mejor apodo, o más acertado nombre para tal criatura que cual su homónima brilla ante la negrura, simplemente resalta a la vista, como si no coincidiera en la escena, cual si pusiéramos a Beatriz en cualquiera de los infiernos de Dante.
En aquel lugar ya me tiene bien localizado el dueño, aunque a de creer que soy un potencial usuario de los servicios que su negocio ofrece por lo común de mi entrad a su local, ya que cada día hace que me atiendan con mayor gentileza, no puedo culparlo por ello, solo procura su negocio, el cual si puedo tachar de mal habido…
Edward Black
Sueños, placeres; ilusiones, insatisfacción.
Aun sigo pensando cada noche en aquella chiquilla, simplemente no puedo sacarla de mi cabeza, por ello es que a pesar de la ocupación que tenga siempre logro darme un tiempo para ir al lugar en que a mi lamentar reside, no puedo hablar con ella, no sale mucho de aquel cuarto que le corresponde atender, sin embargo su sola imagen me es gran placer, no satisfacción, pues mucho me faltaría para poder satisfacerme, para saciarme con ella, creo nada seria suficiente, y me atrevo a suponer tal cosa pues cada vez me inunda mas el vació de tener que conformarme con el placer de verla solamente.
Aun tengo tan presente en mi mente la sensación de su temeroso tacto, la tibieza de su rápido roce al tomar de mi mano el pañuelo; su triste mirada llena de ilusiones quebradas; su faz misma tan dulce y por la vida endurecida que tanto contrasta con su provocativa silueta… la tengo tan presente a toda ella que solo no dejo querer tocarla de nuevo, aunque sea un instante, platicar con ella solo un minuto… tan fácil y tan difícil que resulta ello…
Edward Black
Dos rapazuelos, una ilusión
Se que soy menor que la edad legal, no por mucho, mas aun lo soy, sin embargo hoy note el porque a pesar de ello el dueño del burdel me atendía tan bien y cada vez mejor; note en este día que aquellos servicios, aunque menos frecuentemente, también son usados por gente de mi edad, incluso menos. Mientras estaba hoy viendo aquellos petulantes adinerados que frecuentan el lugar y los comparaba con un par de ebrios de la más baja clase social que también son asiduos y acostumbran sentarse a esperar su… turno junto a la puerta de entrada de aquel lugar de burlesque, note como entraban un par de rapazuelos, uno de mi he edad mas o menos y otro que solo la misma altura tenia, pues de edad era menor por, he de pensar, dos años, los cuales sin preguntar nada, ni la menor pena, llegaron directamente con el dueño desembolsando acto seguido 30 platas cada uno; esperaron un rato en un rincón y después, cual si hubieran pagado una entrada al cinema, con la misma naturalidad, pasaron a dos cuartos separados a recibir aquel servicio que habían pagado.
Ya que yo siempre entro y salgo con el mismo sigilo para no ser visto, y el dueño del lugar solo ya que estoy adentro me ve, mas, por lo mismo, no me ve salir, ha de pensar que al igual que aquellos dos que hoy vi, entro a aquellos cuartos a desquitar las monedas que consigo solo que en lugar de pagarle a el directamente le pago a sus “protegidas” como tantos acostumbran…
No debería decir esto, pero me hacen feliz las imágenes que hoy vi, pues me dan la esperanza de poder platicar con Luna aunque sea por unos escasos minutos; no importándole mi menoría de edad en al dueño de aquel burdel… creo que solo es cuestión de conseguirme 30 platas y armarme de valor…
Edward Black
Un cielo y un infierno en 30 Platas
30 monedas, 30 monedas he gastado hoy y tantos sentimientos encontrados son lo que recibí en su cambio.
Por fin me arme de valor y fui a gastar 30 monedas de plata el día de hoy, treinta monedas que me dieron el paraíso, aunque me hicieron conocer el infierno también. Entre directo a su cuarto, por suerte, cual casi nunca pasa, estaba desocupada Luna, así que no necesite siquiera esperar; al inicio estaba petrificado solo alcance a sentarme en una maltrecha silla que se encontraba junto a la puerta, me le quede viendo sin decir nada, la veía quitarse lentamente sus jirones que usaba por ropa obligada por la costumbre. Ya completamente desnuda tuve frente a mis ojos la visión mas excelsa que jamás tuviese, una piel de seda que parecía se desgarraría si alguien la tocase; una figura contorneada que solo por divinidades podría haber sido planeada; pechos pequeños que hacían acentuaban la juventud que era irradiado por todo su ser; y todo resumido en su inocente rostro que mas que contradecir lo espectacular de su figura de mujer, le daba el toque necesario para eterizar aquella visión, parecía ser inalcanzable incluso para los últimos rayos de sol que por una ventana mal tapiada entraban.
Mi corazón empezó a acelerarse, mi excitación ante tan hermosa visión no pudo dejar de asistir y todo aquello que una noche antes había planeado decirle simplemente se borro de mi mente, me levante de la silla con único objetivo para mi vista su figura entera, me acerque, tome su rostro entre mis manos la vi a los ojos directamente mientras que le decía amarla y lo mucho que había soñado un momento parecido, para depuse sin esperar respuesta alguna, besar sus labios al tiempo que llevaba mi mano hacia su espalda para recostarla suavemente en aquello que asemejaba ser una cama, perdí todo control de mi mismo, mi mente no me dicto otra cosa que darle el calor que sabia necesitaba, y recorrer aquel ser que sabia yo quería.
Mis labios dejaron el calor de su boca para recorrer el camino que su pequeño mentón marcaba, llegando a su cuello por el cual explore con mis labios lentamente a ojos cerrados. Mis manos recorrían su cuerpo siguiendo con sigilo y calma cada una de las curvas que a su paso encontraban, como no queriendo dejar un solo poro de aquel cuerpo sin haber tocado.
Quería que cada uno de esos segundos se alargaran hasta la eternidad, bese sus tersos y pequeños pechos, los acariciaba con el solo roce de mis labios para después sentir su calor en el tacto de mis manos; recorrí mas de una vez aquel abdomen que fue palpado incluso con la piel de mis mejillas. Escrute en cada rincón de su ser con mis labios y manos, bese cada centímetro de su piel de ángel y mis dedos deambularon sobre cada meseta, monte o llanura que aquel mágico paisaje piel pudiera ofrecerme. No quería terminaran esos cortos instantes de felicidad, mas justo al regresar a aquellos pétalos rojos que por labios tenia, tocaron a la puerta de aquel que en esos momentos sentía mi recinto de amor, anunciando que mi tiempo había terminado, que ya llevaba demasiado y otros clientes esperaban. Ante tal inoportuno echo solo reaccione poniéndome la poca ropa que me había quitado ella, besando su mano, diciéndole que eran reales mis sentimientos, tal vez parecerían extraños por su obligado oficio o casi nula convivencia, pero aun así verdad; Después de decirle esas ultimas palabras me dirigí a la puerta, urge mi bolsillo en busca de las 30 monedas que deje sobre la silla y me largue de ahí sin mirar atrás…
Me parece haber sentido se estremeció con mas de una de mis caricias, más aun, creo haberla visto sonreír en aquel ultimo beso que le di; conocí el cielo durante un corto tiempo, pero desde entonces no he dejado de pensar en lo tonto que fui, tantas cosas le hubiera podido decir y ninguna lo hice. Peor, me convertí en uno más de aquellos que la buscan para saciar sus sucios instintos, me convertí en un cliente más.
Un infierno es el que ahora reside en mi mente con acusaciones acerca de haber vulgarizado aquel momento, de ser uno más de los que han manchado el nombre de aquella chiquilla, sin embargo no cambiaria esos momentos por ningún motivo o momento alguno en mi vida, nada valdría más que aquellos pocos minutos. Me encuentro tan confundido, me siento mal por lo que le he hecho a Luna, a aquella pequeña, sin embargo es tan agradable la sensación que me ha quedado que no concibo el arrepentimiento…
Una vez mas la vida siendo irónica, por 30 platas he comprado un cielo y un infierno…
Edward Black
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